En el día a día de una empresa, los archivos se abren, se editan, se comparten. Las contraseñas se anotan en cuadernos. Se reenvían mails con adjuntos sensibles. ¿Te preguntaste alguna vez qué pasa con esos datos cuando vos no estás frente a la pantalla?
La mayoría de las empresas presta atención a su información solo cuando hay un problema. Pero los riesgos más comunes —pérdidas de datos, accesos indebidos, ataques de phishing— no ocurren de forma visible. Suceden cuando menos lo esperás.
La seguridad no es solo para grandes empresas
Las pymes y estudios también son blanco frecuente. En WIT lo vemos a diario:
- Un link de phishing abierto por desconocimiento.
- Un backup mal configurado.
- Permisos mal asignados en carpetas compartidas.
Pero el mayor riesgo no es tecnológico. Es cultural.
La cultura tecnológica como primera línea de defensa
No alcanza con tener herramientas si la gente no sabe usarlas.
Un usuario capacitado:
- No abre cualquier archivo adjunto.
- No reenvía credenciales por WhatsApp.
- Entiende el valor de los datos que maneja.
Por eso, insistimos en que la ciberseguridad empieza desde adentro. El mejor antivirus no alcanza si no hay criterio para evitar errores básicos.
Herramientas que usamos para cuidar la información
El ecosistema Microsoft 365 permite:
- ✔️ Defender for Office 365: bloquea amenazas y links maliciosos.
- ✔️ Simulación de phishing: entrenar usuarios con escenarios reales.
- ✔️ MFA (doble factor): obligatorio y automatizado.
- ✔️ Auditoría de accesos: trazabilidad completa en SharePoint y OneDrive.
Además, configuramos alertas, versionado de archivos y automatizamos respaldos, para que los errores no se conviertan en crisis.
Conclusión
La información es un activo. Y como todo activo, necesita cuidado, visibilidad y responsabilidad compartida. La pregunta ya no es “¿qué pasa si…?”, sino “¿estamos preparados para cuando pase?”.
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